domingo, 11 de octubre de 2009

Carta a la Ministra de Salud y la Homeopatía ¿ Funciona el remedio Homeopático?

Sr. D. José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente de Gobierno

A la opinión pública


Los firmantes de la presente deseamos expresar nuestra alarma y preocupación ante el anuncio de que la señora Ministra de Sanidad y Consumo, Doña Elena Salgado, ha aceptado formar parte del "Comité de Honor" del II Congreso Nacional de Homeopatía.
En sus más de 200 años de historia, la homeopatía no ha conseguido demostrar su eficacia terapéutica en las mismas condiciones que las leyes y la práctica mundialmente reconocidas exigen a los demás medicamentos y prácticas curativas. No ha podido superar satisfactoriamente ningún estudio de doble ciego, debidamente controlado y utilizando el método científico, que, por otra parte, suele ser denigrado y representado de manera imprecisa y tendenciosa por parte de los practicantes de esta disciplina.

Es más, recientemente, en agosto de 2005, la revista médica The Lancet publicó un profundo metaestudio de numerosas pruebas clínicas a las que se han sometido las terapias homeopáticas, determinando de manera clara que la homeopatía no tiene una eficacia superior a la de cualquier placebo.

Por otra parte, la doctrina de la homeopatía (que no ha avanzado desde que la propuso Samuel Hahnemann, ni ha aportado investigaciones, hallazgos, descubrimientos ni terapias originales) niega de forma dogmática la existencia de organismos patógenos microscópicos, como serían las bacterias y virus, además de realizar afirmaciones sobre el "espíritu curativo" de ciertas sustancias que no ha conseguido probar. Igualmente, niega los conocimientos que tenemos sobre la química al enseñar que los efectos de una sustancia son mayores cuanto menor sea su cantidad, cuando es fácilmente demostrable que en el mundo real los efectos son mayores a mayor cantidad. La doctrina homeopática contradice buena parte de los conocimientos que nos han aportado disciplinas como la física, la química, la biología o la medicina (la medicina real), conocimientos que han supuesto una gran mejora de la salud y el bienestar de los ciudadanos.
Todo ello, sin embargo, es negado de continuo por los intereses económicos de la homeopatía, que busca, principalmente en Europa, un reconocimiento oficial que le permita acceder a los fondos de sanidad públicos y a los fondos de los seguros privados de salud, con el impulso de laboratorios de gran poder económico y a los que, de nuevo, no se les exige la misma calidad y demostración de la efectividad de sus productos que sí se le exigen, razonablemente, a los productores de otro tipo de sustancias curativas o terapéuticas. Basta comprobar que la legislación española, tanto la actual como la que se encuentra actualmente en proyecto, exige que todos los medicamentos demuestren científicamente su eficacia, pero exime de esta obligación a los preparados homeopáticos.

La presencia de la Ministra Salgado en el "Comité de Honor" de un congreso de esta disciplina no científica (y con frecuencia anticientífica) da un tinte de respetabilidad y seriedad a la homeopatía que no debería ganarse en el terreno de la política y de las relaciones públicas, sino en los laboratorios y en las pruebas clínicas debidamente controladas y supervisadas para determinar su eficacia terapéutica.

El riesgo que tiene para la sanidad pública la aceptación de cualquier afirmación con base únicamente en el prestigio social de un grupo, en la evidencia anecdótica o en la simpatía popular es incalculable. Trátese de homeopatía o de cualquier otra forma de sanación o curación (y aquí podemos enumerar el reiki, la cromoterapia, la aromaterapia y literalmente cientos de otras prácticas igualmente no comprobadas), es la práctica experimental, con los controles rigurosos de una metodología correcta, la que debe determinar si un gobierno la avala o no.
En el caso de la homeopatía, hasta hoy no hay ninguna prueba sólida que demuestre que tiene una efectividad mayor que la de cualquier placebo. Si en el futuro existieran tales pruebas, la situación sería radicalmente distinta. Pero, en las condiciones actuales, el aval oficial a estas prácticas, que en la medida de lo que sabemos alejan a la salud pública del terreno de la ciencia y el conocimiento, es a todas luces inaceptable y, respetuosamente, solicitamos que se rectifique y que la actual Ministra de Sanidad deje claro que no pretende dar, con su presencia, visos de legitimidad oficial a esta reunión.

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